¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a quitarse los manguitos?

ayudar a mi hijo a quitarse los manguitos

Aprender a nadar es un logro fundamental en la infancia, pero para muchos niños, dejar los manguitos supone un gran desafío tanto físico como emocional. Estos flotadores proporcionan seguridad, y suprimirlos puede provocar miedo e inseguridad en los niños. No obstante, con el método correcto, con la paciencia y la confianza adecuada, cualquier niño puede avanzar hacia una natación autónoma de forma progresiva y segura.

En este artículo, se explorarán diferentes estrategias efectivas con el objetivo de ayudar a los niños a dejar atrás los manguitos, fomentando su independencia dentro del agua. Además, se abordarán los beneficios de este proceso y como los padres pueden jugar un rol clave en la construcción de la confianza y las capacidades acústicas de sus hijos.

La importancia de dejar los manguitos en el momento adecuado

El uso de manguitos es un recurso útil para que el niño pueda flotar y para que pueda sentir seguridad cuando se encuentran en el agua. Sin embargo, es crucial entender que estos no enseñan en nadar, sino que sólo ofrecen un apoyo temporal. Conforme un niño los use más tiempo, más complicado puede ser deshacerse de ellos, dado que pueden crear una falsa percepción de seguridad y dependencia.

El momento ideal para dejar los manguitos puede variar en cada niño, ya que esto depende de su edad, de su crecimiento psicomotor, de sus experiencias anteriores con agua y de su grado de seguridad. Sin embargo, los especialistas en natación para niños, generalmente aconsejan iniciar este procedimiento entre los tres y cinco años, cuando los niños ya han adquirido una mayor coordinación y dominio sobre sus movimientos.

Es fundamental que esta transición se realice de manera progresiva y sin presiones. Forzar a un niño a nadar sin flotación antes de que esté realmente preparado puede provocar temor y rechazo al agua, mientras que un proceso positivo y motivador reforzará su confianza y sus destrezas.

¿Cómo identificar si el niño está realmente preparado?

No todos los niños están preparados para abandonar los manguitos al mismo tiempo. La madurez acuática varía según la edad, las experiencias anteriores y la seguridad que han desarrollado en el agua. Forzar el cambio antes de lo previsto puede provocar frustración o temor en el niño, mientras que esperar demasiado puede provocar que el niño se vuelva más dependiente a los flotadores.

Algunas señales que indican que un niño está realmente preparado para abandonar los manguitos son:

  • Disfrutar del agua sin apoyo: Si el niño se siente a gusto en el agua sin estar siempre sujeto a un adulto o al borde de la piscina, es una buena señal de que podría comenzar a probar sin flotadores.
  • Capacidad para sumergirse sin temor: Un niño capaz de mojar su cara, soplar burbujas en el agua o incluso sumergirse momentáneamente sin temor, está demostrando seguridad y dominio en el agua.
  • Intentos de desplazarse de manera autónoma: Si el niño trata de patalear y moverse sin flotadores, o prefiere utilizar sus manos y pies en vez de depender completamente de los manguitos, indica que está preparado para la siguiente fase.
  • Regulación del balance en el agua: La capacidad para permanecer flotando sin sentir pánico, a pesar de que sea por unos segundos, es esencial para comenzar a nadar sin soporte.
  • Motivación o interés por aprender a nadar: Numerosos niños muestran interés en intentar nadar igual que los adultos o los hermanos mayores, lo que señala que están preparados para el cambio.

Si el niño muestra estas señales, es posible que se pueda iniciar la transición de manera gradual y siempre respetando su propio ritmo. Si todavía muestra temor o inseguridad, es aconsejable continuar reforzando su confianza mediante juegos acuáticos y soporte progresivo antes de retirar los manguitos de manera total.

Estrategias para ayudar a un niño a dejar los manguitos

  1. Generar confianza en el agua

Es fundamental que un niño se sienta seguro en el agua antes de poder nadar sin manguitos. Para ello, es aconsejable fomentar juegos acuáticos que faciliten su movilidad libre y disfruten de la sensación de flotar sin necesidad de usar flotadores. Algunas actividades que pueden ser útiles incluyen:

  • Salpicar y sumergir el rostro en el agua.
  • Soplar burbujas en el agua.
  • Caminar y saltar en la parte menos profunda de la piscina.
  • Jugar a recolectar elementos del suelo.

El principal objetivo es que el niño se acostumbre al agua de forma natural y sin miedo, antes de comenzar el proceso de transición.

  1. Reducir de forma progresiva el uso de los manguitos

En vez de quitarlos de inmediato, es más conveniente disminuir su uso gradualmente. Hay diversas formas de realizarlo:

  • Desinflar un poco los manguitos: Esto facilita que el niño empiece a experimentar la flotación natural de su cuerpo sin deshacerse del apoyo total.
  • Primero eliminar un manguito: Dejar un único manguito facilita que el niño aprenda a mantenerse equilibrado en el agua, al mismo tiempo que mantiene un cierto grado de seguridad.
  • Alternar momentos con y sin manguitos: Por ejemplo, iniciar el entrenamiento en la piscina con los manguitos puestos y, después de unos minutos de juego, retirarlos para practicar sin ellos.
  1. Usar otros elementos de flotación de forma temporal

En vez de depender únicamente de los manguitos, se pueden emplear otros medios que promuevan la independencia en el agua, como:

  • Churros de natación: Facilitan que el niño se desplace con más libertad y pruebe diferentes posturas en el agua.
  • Tablas de natación: Son útiles para potenciar la patada y perfeccionar la flotabilidad sin necesidad de depender de los brazos.
  • Cinturones de flotación: Ofrecen apoyo sin restringir los movimientos de los brazos y las piernas.

Estos elementos facilitan que el niño obtenga confianza sin el sentimiento de estar «soltándose» de inmediato.

  1. Enseñar habilidades básicas de flotación y propulsión

Para que un niño pueda nadar sin necesidad de usar manguitos, debe adquirir habilidades para manejar su flotabilidad y moverse en el agua. Algunas competencias fundamentales que se deben ejercitar son:

  • Flotación de estrella: Enseñar al niño la habilidad de flotar boca arriba y boca abajo sin temor.
  • Patalear correctamente: Estimular un movimiento constante y fuerte de las piernas para moverse.
  • Movimiento coordinado de los brazos: Ya sea en forma de perrito, crol o braza, la utilización de los brazos es imprescindible para nadar sin ningún soporte.

La práctica de estas capacidades de manera divertida y sin presiones permitirá que el niño adquiera confianza y potencie su habilidad en el agua.

  1. Fomentar la diversión y el juego en el agua

El proceso de aprendizaje siempre es más eficaz cuando se lleva a cabo en un ambiente positivo y divertido. Es aconsejable que el niño se sienta motivado a abandonar los manguitos al incluir juegos acuáticos como:

  • Carreras sin manguitos.
  • Competiciones para observar quién resiste más tiempo flotando.
  • Juegos que implican moverse bajo el agua o pasar por aros que flotan.

Este tipo de actividades potencian el aprendizaje y transforman la natación en una actividad divertida en vez de una actividad complicada o aterradora.

  1. Mantener una actitud positiva y paciente

Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje, por lo que es crucial respetar en todo momento su proceso y evitar comparaciones con otros niños. Frases motivadoras como estas “cada dia lo haces mejor”  “lo estas haciendo perfecto”, fortalecen la seguridad del niño y lo motivan a continuar con su intento.

Además, es fundamental que al mismo tiempo, los padres transmitan tranquilidad y confianza. En el caso de que el niño experimente sensaciones de ansiedad o de impaciencia, puede asociar el proceso con algo perjudicial.

  1. Considerar realizar clases de natación

Si el niño manifiesta resistencia o miedo a abandonar los manguitos, apuntarlo a clases de natación con un profesor experto podría ser una buena alternativa. Los expertos conocen el manejo de los niños en estas situaciones y pueden enseñarles técnicas de forma gradual y ajustada a su nivel.

Beneficios de nadar sin manguitos

Abandonar los manguitos no solo permite que el niño adquiera habilidades para nadar de forma autónoma, sino que también aporta una gran cantidad de beneficios:

  • Mayor seguridad en el agua: Saber nadar disminuye la probabilidad de sufrir accidentes en el agua.
  • Desarrollo motor y fortalecimiento muscular: La natación potencia la coordinación, la resistencia física y el equilibrio.
  • Confianza y autoestima: Superar este desafío produce una sensación de logro y fortalece la autoestima.
  • Disfrutar del agua sin limitaciones: Una vez que el niño aprende a nadar, tiene la posibilidad de explorar el agua con más libertad y entretenimiento.

Errores comunes al quitar los manguitos

Muchos padres cometen errores sin percatarse, cómo quitar los manguitos de forma brusca, ejercer presión sobre el niño o transmitir temor con expresiones como «ten cuidado» o «te puedes hundir». Es fundamental evitar estas conductas y, en su lugar, promover una actitud más relajada, positiva y de apoyo.

Conclusión

Ayudar a un niño a abandonar los manguitos es un proceso que requiere paciencia, motivación y un enfoque progresivo. No solo es necesario enseñar una técnica, sino también fomentar la confianza y hacer que la experiencia en el agua sea más positiva y enriquecedora. Mediante el juego, la práctica gradual y el apoyo de los padres, los niños pueden desarrollar las capacidades necesarias para nadar de forma independiente y segura, disfrutando del agua sin necesidad de usar flotadores.